domingo, 6 de junio de 2010

ABC: "no descansaremos hasta ver juzgados a todos los culpables"



* Padres de víctimas de la guardería se movilizan al cumplirse un año de la tragedia
* Demostrada hasta la náusea, la total falta de voluntad de los gobernantes para hacer justicia, acusan
* Reprochan que el ocupante de la Presidencia rehusara acudir a Hermosillo para oír a los deudos
Hermosillo, Son., 5 de junio. En cada esquina, los hermosillenses vestidos de blanco esperan la marcha de las 49 banderas, 26 de color rosa por las niñas y 23 azules por los niños muertos. Solemnes tambores suenan al frente, seguidos de una parvada de zanqueros. Yo tengo la culpa por votar por ellos, por los que estaban antes y por los que están ahora, parafrasea un artista de sombrero de copa el discurso de uno de los padres, dicho con la rabia del año pasado, pero más vivo que nunca.

Las marchas del silencio han quedado atrás. Algunos padres que hace un año no acudieron a las primeras manifestaciones, paralizados por el dolor, llevan la batuta en esta caminata de cinco kilómetros, que a cada paso suma vecinos, amigos, familiares o simplemente personas molestas con la justicia que no llega.

La movilización es la protesta de una sociedad que ya le cobró al PRI con la gubernatura, un jalón desesperado a las patas de la tortuga-justicia, pero también todo un acontecimiento social en esta ciudad.

Ningún chilango se asombraría, pero aquí hay gente en cada bocacalle, muchos a la espera de sumarse a la protesta que los padres, megáfono en mano y coraje en las gargantas encabezan con las consignas: ¡Cinco de junio! ¡Ni perdón ni olvido! ¡ABC, nunca más!

La marcha, que atraviesa buena porción de la ciudad, arranca cuando la temperatura superior a los 40 grados comienza a ceder. La policía cifra en 8 mil 500 los asistentes, cuando apenas avanza la columna, pero a lo largo de cinco kilómetros se van sumando decenas de personas en cada cuadra. En el último trecho se unen los escritores Elena Poniatowska y Juan Bañuelos, que avanzan entre vivas flanqueados por los padres de Yeyé y de Emilia.

El coro de la Universidad de Sonora da la bienvenida a los padres con Muñequita linda, para dar paso a 49 segundos de aplausos, uno por cada víctima.

Julio César Márquez, el padre de Yeyé, es el encargado de leer el comunicado del Movimiento por la Justicia 5 de Junio, tan duro como la muerte de sus hijos.

A un año, los padres hablan de la total falta de voluntad política de los gobernantes para hacer justicia en el caso de este homicidio masivo, demostrada hasta la náusea durante este año, y de cómo se ocupan en cambio de satisfacer la insaciable sed de ganancia de unos cuantos.

¿Qué tenemos después de un año? Nada. Tenemos un Estado que ha fracasado en la salvaguarda de lo más preciado que tenemos: nuestra niñez.

Los padres de la guardería ABC reprochan a Felipe Calderón, ocupante de la Presidencia, que se haya negado a venir a Hermosillo a escuchar sus demandas, pese a su promesa de hacer justicia caiga quien caiga y tope donde tope.

Los padres son duros también con los directores, anteriores y actual, del Instituto Mexicano del Seguro Social, que subroga sus obligaciones y exigen la cancelación inmediata de todos los contratos de subrogacion en manos de particulares.

Márquez pide a todos los asistentes ponerse de pie, con la mano en el pecho, y jurar con los padres: No descansaremos hasta ver juzgados a todos los verdaderos culpables de este horrible crimen.

Cierra la noche mientras las madres, tías y abuelas siguen enviando biberones amarrados de ramilletes de globos blancos, cuando Márquez concluye: No preguntemos por quién doblan las campanas, están doblando por ti, están doblando por mí, por nuestros hijos.

Seguimos siendo esclavos de saqueadores y asesinos

Los hombres de negro ni se inmutan cuando Manuel Rodríguez, padre del pequeño Xiunelth Emmanuel, le dirige un mensaje al presidente Felipe Calderón en ocasión del bicentenario: No hay nada que festejar, probablemente tengamos independencia, pero no tenemos libertad, porque seguimos siendo esclavos de saqueadores y asesinos.

El gobernador panista Guillermo Padrés ha llegado unos minutos antes a la mañanera ceremonia luctuosa oficial, ha izado la bandera a media asta y guardado un minuto de silencio en la fila de hombres trajeados de negro, como él, con la excepción del padre de Santiago, Roberto Zavala.

Los panistas en el gobierno han aprendido, como decía el priísta Adolfo Ruiz Cortines, a tragar sapos sin hacer gestos.

Aguantan los funcionarios, con el gobernador a la cabeza, el duro discurso de Rodríguez, quien se niega a dar los buenos días y enlista las demandas harto conocidas del Movimiento 5 de Junio, resumidas en una dicha muy fuerte en la explanada del centro de gobierno: Exigimos justicia.

El mandatario estatal llega en punto de las 8 de la mañana a un ceremonia con pocos ciudadanos y muchos funcionarios dispuestos a tragar sapos sin hacer gestos, al cabo que ya resumirá el gobernador: lo políticamente correcto sería decir que estoy con ustedes, pero no lo voy a hacer... voy a ejercer mi mandato.

Antes el micrófono es para Manuel Rodríguez: hoy hace un año que por la corrupción, el compadrazgo, el tráfico de influencias, el cinismo y el desprecio absoluto por el estado de derecho que los gobernantes dicen defender, las madres y los padres con hijos e hijas en la guardería ABC pagamos una elevada cuota de dolor, de sangre, de rabia y de frustración.

A la llegada del gobernador, sólo 13 padres, madres y familiares ocupan parte de las tres filas que les son reservadas. Están ahí padres y madres que no aceptaron la invitación a Los Pinos para decir, en la voz de Manuel, que exigen se abra proceso contra el ex gobernador Eduardo Bours, por su responsabilidad en los delitos de obstrucción de la justicia, abuso de autoridad, incumplimiento de un deber legal, tráfico de influencias y demás. Para demandar que se haga lo propio con otros ex funcionarios de los gobiernos estatal y municipal; que el Congreso del estado expida una ley que prohíba a funcionarios, por sí o por terceros, ser dueños de estancias infantiles; para demandar al Poder Judicial que evite se imparta una justicia distorsionada, incompleta, retardada o parcial.

Sigue el pase de lista. Jesús Antonio Chambert López... ¡No debió morir!, responden en coro padres, madres y familiares, sin la compañía del funcionariado. Se nombra a cada uno de los 49 niños muertos, los 44 que murieron el día del incendio y los cinco que perdieron la vida en los días subsecuentes. Como Juan Israel Fernández Lara, quien resistió cinco días más y este 24 de junio hubiese cumplido cuatro años. Le vamos a hacer su piñata, dice su tía abuela Martha Milagros, dueña de una historia de agravios como todos los familiares aquí, que incluye el maltrato de directivos del Seguro Social en Guadalajara (nos sacaron como perros porque iba a ir la primera dama) y el crudo testimonio de los dos intentos de suicidio de la madre de su sobrino nieto.

Historias así brincan a lo largo de todo el día, mientras los funcionarios estatales aludidos escuchan y con el sapo atravesado responden en la voz del gobernador Padrés.

Hemos, dice el gobernador, abierto las puertas del parque infantil (gratis una vez al mes), declarado día de luto estatal y otorgado apoyos económicos y en especie para las familias afectadas. Todo eso no es suficiente, reconoce Padrés, quien asegura haber hecho otras cosas que no dirá: Esa información me la voy a reservar.

La ayuda secreta no impide que el panista califique al gobierno de su antecesor como frío e indiferente, aunque queda la duda si dirige esas palabras al procurador de Justicia heredado, Abel Murrieta.

“Los que estamos y los que vendrán les debemos un perdón a sus hijos y a ustedes un ‘lo siento’”, cierra el gobernador, y del público recibe la respuesta: “¡Un ‘lo siento’ no es suficiente! ¡Demuestra que tienes las manos limpias!”

El acto oficial termina pronto y el gobernador se va lo más rápido que puede.

La ausencia de los dueños

El grupo de padres más apegado a los gobiernos hace un acto religioso por la mañana, en el sitio donde estuvo la guardería. Ahí mismo se reúnen los padres del Movimiento 5 de Junio poco antes de la hora en que, hace exactamente un año, se desató el infierno, como dice José García, padre de Andrés Alonso, quien recuerda que su hijo decía: me sale agua de los ojos a la hora de llorar.

Pocos de los asistentes logran evitar que les salga agua de los ojos cuando los padres desfilan con los recuerdos, las frases favoritas de sus hijos, las anécdotas de sus primeros juegos.

Roberto Zavala le pide perdón a su hijo por no haber llegado temprano a recogerlo. Te prometo que no volverá a ocurrir. Esta vez no vamos a fallar, nos quedaremos en esta lucha hasta que las cosas empiecen a cambiar.

Otro padre refiere que él ya no alcanzó a buscar a su hijo en la guardería, sino en los hospitales: por eso, lo que más quisiera ahorita es tumbar las paredes y meterme a buscarlo, pero sé que es imposible.

Conforme los resultados del juicio popular realizado hace unos meses, el sacerdote Jorge Martínez pregunta si acudieron los dueños –o subrogatarios– de la guardería. Independientemente del resultado del proceso legal, el juicio popular estableció que los dueños deberían presentarse este día, a esta hora, frente a la puerta de la guardería a pedir perdón a las víctimas.

¿Se encuentra Antonio Salido?, pregunta. Tampoco están Alfonso Escalante Hoeffer ni Sandra Téllez, ni Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala, esposa del Presidente.

Centenares de globos blancos se alzan desde el lugar donde estuvo la guardería ABC, en la esquina de Mecánicos y Ferrocarrileros. Abajo quedan los padres con sus lágrimas. Hoy vamos a llorar todo el día, dice el padre de Yeyé. Pero mañana secaremos nuestras lágrimas y seguiremos con nuestra lucha.

A lo largo del día hay muchas lágrimas, pero quizá domina el ánimo que resume un letrero en la marcha: Justicia, cabrones, que ya pasó un año.

Arturo Cano
Enviado
Periódico La Jornada